Situado, aproximadamente, a unos 15 kilómetros de Medinaceli, menos de 5 kilómetros de Romanillos y a apenas 30 kilómetros de la medieval Atienza, ya en tierras de Guadalajara, el aspecto más conocido, y que de hecho, más fama revierte sobre Barahona, es la tradición referente a sus brujas.
La piedra que dicen de las brujas, está situada en los campos adyacentes; campos que, durante la Guerra Civil constituyeron un aeródromo y fueron soldados de este aeródromo quienes rompieron la piedra, buscando los tesoros que, según la tradición, ocultaba. De ahí, su aspecto actual.
Resulta curiosa, por otra parte, la disposición de ésta piedra de las brujas, situada en línea recta con la iglesia parroquial de Barahona.
Junto con Zugarramurdi, en Navarra y Trasmoz, en Aragón, Barahona constituye el triángulo peninsular brujeril por excelencia.
Una curiosidad, cuya visita recomiendo. También en las cercanías, apenas a una distancia de 2 ó 3 kilómetros, el pueblo de Villasayas y su iglesia dedicada a Nª Sª de la Asunción, en la que destaca la galería porticada, así como el pórtico de entrada, con motivos de posible influencia irlandesa.
Solo puedo decir, que "haberlas haylas"... En dicho lugar, un lluvioso otoño, no lejano, estuvimos en aquelarre y contubernio con varios trasgos, brujas, diañus, o trastolines, que desde entonces nos siguen y seguimos por do quiera que vamos...
ResponderEliminarY es que, una vez que invocas a los genios de la Madre Naturaleza, ya no puedes librarte de ellos.
Salud y fraternidad.
Sí, yo también pienso igual, que haberlas haylas, y más de lo que pensamos. Curioso lugar para un encuentro que habría de deparar estupendas amistades (aunque sea con trasgos, bruxas, diañus o trastolines) y momentos inolvidables. Un abrazo Magister
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