viernes, 31 de enero de 2014

Santa Cristina de Lena, donde el Espíritu se recoge sobre sí mismo


Hay lugares que, aún no siendo naturales, reproducen a la perfección esas impresiones, sensaciones y estados inherentes que elevan al espíritu hacia determinados estados de conciencia. Algunos de tales lugares, sin desmerecer otros muchos existentes a lo largo y ancho de esta aparente piel de toro que conforma el mapa peninsular, qué duda cabe que son muchas de las auténticas maravillas que, repartidas por puntos muy concretos del Principado de Asturias, conforman aquello que popularmente se considera como Prerrománico, pero que yo, -al igual que otras personas, y obviando cualquier tipo de sentimiento de carácter nacionalista, con los que, a mi modo de entender, no conjugan ni la Cultura ni el Espíritu, pero que no obstante respeto-, me complazco más en considerar como Arte Asturiano. Construidos, no cabe duda, en lugares telúricos previamente determinados, que en gran medida pueden contribuir a generar ese tipo de sensaciones sensoriales a las que se hacía referencia, aumentan éstas aún más, si cabe, por esa perfección que las caracteriza, donde peso, medida, equilibrio, proporción y armonía hacen que esos indefinibles claroscuros de sus interiores se conviertan en auténticos receptores de frecuencias anímicas, que pueden conseguir ciertas experiencias sublimes en el ánimo de las personas. Uno de los mayores exponentes, quizás el más enigmático en cuanto a su situación, no es otro que hermoso templo de Santa Cristina, situado en el Concejo de Pola de Lena, en pleno Camino de Santiago por el interior asturiano y punto de partida hacia la denominada Ruta de las Reliquias que, atravesando el Puerto de la Cobertoria, se adentra por los concejos de Quirós, Teverga, Proaza y Morcín en dirección al Monsacro, lugar en cuya cima, se sitúa la denominada Majada de les Capilles, donde estuvo depositada el Arca con las reliquias que actualmente se conserva en la catedral de Oviedo.