miércoles, 28 de marzo de 2012

Montes y Montañas Sagradas



'Los altares han de estar mirando a Oriente, y siempre han de ser más bajos que las imágenes que haya en el templo; pero de tal suerte que los que les invocan o les hacen sacrificios, al mirar a la deidad, se sitúen a diversas alturas, según lo requiere el decoro de cada deidad. Ahora bien, las alturas de esos altares se regularán de esta manera: para Júpiter y para todos los dioses del cielo, se harán lo más altos posible; para Vesta, para los dioses de la tierra y del mar, han de ser más bajos. De este modo, y aplicando estos principios, se harán en los templos los altares de acuerdo con los preceptos de la religión...' (1)



Como es arriba, así es abajo, afirmaba Hermes Trismegisto, y quizás Vitrubio basó algunos de sus conocimientos en las famosas Tablas Esmeraldinas de éste. Esta pequeña lección de geometría sagrada, podría explicar, también, el por qué de la presencia de algunos templos, dedicados a ciertas deidas superiores, en los lugares más altos de nuestros montes y montañas. Si bien durante siglos se alimentó la leyenda, por ejemplo, de que en la cima del Moncayo había un templo dedicado a Júpiter, en otros lugares, como la cima de un monte del asturiano pueblecito de Serrapio, la iglesia cristiana de San Vicente se levantó, efectivamente, sobre otro templo romano muy anterior, de tales características. Los montes y montañas constituyen, sin duda, lugares de iniciación y contacto con la deidad. Quizás los ejemplos más famosos sean el del profeta Elías y el propio Moisés en la cima del Monte Sinaí. Las montañas siempre se han visto revestidas de grandes misterios, pues no en vano, se las considera puente o nexo de unión entre el cielo y la tierra. Todos los pueblos tienen sus montes sagrados: Meru, en la India, el Fujiyama, en Japón...




(1) Vitrubio: 'Los diez libros de la Arquitectura', Editorial Iberia, 1970, página 105.



domingo, 18 de marzo de 2012

O Cebreiro: una Scala Dei en el Camino de Santiago

'Mirar lo que se tiene delante de los ojos, requiere constante esfuerzo...'.

[George Orwell]


No se alcanza la Gloria sin Sufrimiento, ni tampoco se Aprende sin Dolor. Esto es algo que conoce bien el peregrino que, saliendo de Villafranca del Bierzo, encamina sus pasos hacia Piedrafita y, una vez dejada atrás ésta, enfrenta la ardua y dificultosa Scala Dei -comparativamente hablando- que es la ascensión al Alto del Cebreiro.