Provincia: Zaragoza
Un paraje natural de primera magnitud, situado a 270 kilómetros de Madrid y a apenas 1 kilómetro de Nuévalos; compuesto de espesos bosques, jardines, grutas de diversas formas y tamaños, entre las que destaca la singular Gruta Iris, así como las cascadas que forma el río Piedra a su paso, mientras discurre impertubable entre farallones de vértigo, que alientan al espíritu con su belleza y su canción.
Lugar indispensable para gozar de la Naturaleza y sentir esas energías que discurren por el interior de la Tierra, a la que los antiguos celtas denominaban de diversas maneras, entre ellas como wouivres o serpientes.
El Monasterio de Piedra, cuenta, también, con alojamiento e instalaciones de primera magnitud. Dentro del Parque Natural, se realizan diversas actividades, entre ellas, una de gran belleza visual, como pueda ser, asistir al espectacular vuelo de las rapaces.
En las cercanías, se pueden visitar interesantes lugares, como Jaraba, población distante 13 kilómetros, que cuenta, entre otros lugares de interés, con el santuario de la Virgen de Jaraba, enclavado a mitad de un farallón rocoso y varios balnearios.
Publicado en STEEMIT, el día 30 de marzo de 2018: https://steemit.com/spanish/@juancar347/el-monasterio-de-piedra
La canción del río Piedra y su estribillo que escuchas cuando estás en la oquedad de dentro de la cascada ¡Que canción con más fuerza! Me encanta ese sitio, sabes que en las cocinas del Monasterio fueron las primeras de Europa que concinaron el chocolate traido de Méjico, lo mismo es mi adicción al chocolate, jjj, pero es un lugar para perderse ¡Mágico! Besotes.
ResponderEliminarHola, bruja. Sí que lo sabía, aparte de que me lo has comentado alguna vez, hay muchas referencias al tema en el monasterio. Es un enclave que me fascina, con muchos lugares maravillosos para perderse, muchas connotaciones mágicas. Gaia en estado puro. El río Piedra, también me resulta especial; no en vano, le dio la idea a una estupenda novela de Paulo Coelho: En la orilla del río Piedra me senté y lloré. Un enclave único, desde luego. Un abrazo
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