Otro
de los innumerables elementos que por antigüedad, tradición y arraigambre en la
cultura mediática popular, parece formar parte también de ese numeroso grupo de
elementos tradicionales, a los que de manera simbólica se podría otorgar el
adjetivo calificativo de mágico, es
el molino, o muiño, como es
generalmente denominado en llingua galega.
Suelen estar situados a la vera de ríos y arroyos, y gran parte de su
peculiaridad y encanto, reside en que, generalmente, se los encuentra uno
situados en parajes de extraordinaria belleza, por lo que no resulta difícil
que por añadidura, en muchas ocasiones, su contemplación suela producir en el
observador la sensación de estar bajo los efectos de un meigallo, palabra con la que las
bonas xentes galegas definen al hechizo o embrujamiento.
Por otra parte, si
tuviéramos que hacer comparaciones, por muy odiosas que éstas, en el fondo,
puedan llegar a resultarnos, tal vez no nos resulte ciertamente exagerado ver
en estos rudimentarios pero eficaces auxiliares del fascinante mundo rural, un
elemento psicopompo –por su
asociación con el río, el viaje y los peajes-, ligado, además, a una abundante
y variada mitología, en la que el folklore popular, transforma a las antiguas xanas o donas d’aigua, en las hermosas molineras que dieron origen a
numerosas coplas y canciones, bajo cuyos encantos sucumbió incluso más de un
párroco rural.
Publicado en STEEMIT, el día 21 de marzo de 2018: https://steemit.com/spanish/@juancar347/molinos-de-portofurado
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