Posiblemente en la actualidad, su estado de semi abandono le reste parte de esa gracia o brillantez que tuvo en tiempos; pero, por paradójico que parezca, le confiere, no obstante, ese grado de respetabilidad trascendente que el tiempo y el aparente desorden de la naturaleza dan a las cosas y lugares, cuando prima el libre albedrío y no la mano, en ocasiones tan devastadora, del hombre. Situado a las afueras de Betanzos, no muy lejos, por desgracia, de esas zonas parcial o totalmente industrializadas -incluidos grandes almacenes chinos-, el Pasatiempo de Betanzos -legado a la ciudad por un betanceiro que hizo las Américas, cuando España pasaba hambre y Galicia despedía a sus hijos con el hatillo cargado de ilusiones y unas alpargatas para hacer otros caminos que no fueran a Santiago-, es un compendio espiritual de primer orden. Adentrados en su magia, es difícil no vislumbrar docenas de detalles que inducen al espíritu a adentrarse por mundos paralelos: mundos donde la política, la leyenda, el esoterismo, el compañerismo masónico, la magia de la arquitectura, el clasicismo y el ocultismo conforman un pequeño habitáculo de receptiva espiritualidad, que merece la pena sentir y con el que no resulta difícil, en absoluto, dejarse llevar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario