Provincia: Soria
Berlanga de Duero, señorial y altiva; eternamente guardada por una fortaleza y unas murallas, cuyas milenarias piedras guardan silencio acerca de una historia antigua, pero sobre todo, rica en matices. Debajo del promontorio sobre el que se asienta, corcoveando como el cuerpo inquieto de una sierpe, las aguas del río Escalote arrastran sueños y quimeras. Tierra de Berlanga, tierra Cidiana, tierra de Fray Tomás y tierra a la que vino a morir -Alá Agbar- maltrecho antes y después de Calatañazor, ese azote de los reinos cristianos: Almanzor el Victorioso. ¿Medinaceli o Bordecorex?. La Historia calla cuando manda la Leyenda.
Dicen que a veces, cuando el viento se despoja de la máscara terrible que le convierte en cierzo cuando se desliza por las laderas del Moncayo, trae consigo el antiguo ritual mozárabe de la cercana ermita de San Baudelio. Pero claro, es sólo un decir.
Berlanga de Duero, señorial y altiva; eternamente guardada por una fortaleza y unas murallas, cuyas milenarias piedras guardan silencio acerca de una historia antigua, pero sobre todo, rica en matices. Debajo del promontorio sobre el que se asienta, corcoveando como el cuerpo inquieto de una sierpe, las aguas del río Escalote arrastran sueños y quimeras. Tierra de Berlanga, tierra Cidiana, tierra de Fray Tomás y tierra a la que vino a morir -Alá Agbar- maltrecho antes y después de Calatañazor, ese azote de los reinos cristianos: Almanzor el Victorioso. ¿Medinaceli o Bordecorex?. La Historia calla cuando manda la Leyenda.
Dicen que a veces, cuando el viento se despoja de la máscara terrible que le convierte en cierzo cuando se desliza por las laderas del Moncayo, trae consigo el antiguo ritual mozárabe de la cercana ermita de San Baudelio. Pero claro, es sólo un decir.