Provincia: Lugo
Situación: Concello de Outeiro de
Rei
Llegar hasta este enigmático
vestigio megalítico, no es fácil, pero ir en su busca, merece la pena. Por si
pudiera servir a futuros buscadores de lo insólito y trascendente, les diré que
el mejor camino para llegar hasta las Penas de Rodas, es desde Rábade, tomando
la dirección de Santiago de Gaioso, donde sí hay carteles indicadores. Antes de
entrar en el pueblo, merece la pena detenerse unos minutos en el puente y ver
el fabuloso entorno formado por el río Ladra. Una vez apurado este envolvente
aperitivo biosférico, el espíritu avanza preparado para afrontar la magia
insólita que conforma la visión de tan enigmático lugar.
Pasado el pueblo, y siguiendo las
indicaciones, el camino se bifurca en dos, formando una horquilla en cuyo
centro, como si de una imaginaria pata de oca se tratara, se divisa esta
imponente maravilla inmemorial. Una maravilla que sorprende por su fascinante
hechizo. Un hechizo que hace que, tirando del recurso de la imaginación, uno se
figure que está contemplando dos colosales esfinges megalíticas, que dirigen la
mirada hacia el Oeste, quizás señalando ese camino que ya los pueblos
pretéritos utilizaban para acercarse a Fisterra, donde el mar engullía al sol
en el ocaso.
Mucho se ha escrito sobre este
lugar, y hay opiniones para todos los gustos. Hay quien pretende ver en ellas
–como en Stonehenge- un observatorio astronómico. De hecho, y según se comenta
en numerosos escritos que circulan por la Red, tiene que ser todo un espectáculo
ver el salir el sol, iluminando con sus rayos el espacio que queda entre ambas
piedras. El espectáculo, sin duda, debe ser genuinamente colosal en la noche de
San Juan, donde me consta –a juzgar por la habilitación moderna del lugar, que
le resta cierto encanto- que los vecinos de los alrededores se reúnen para
festejar la noche más mágica del año, aquélla que abre la puerta de Jano al
solsticio de verano y libera de su hechizo a toda una gama de seres fantásticos
que conforman la mediática mitología basada en unas creencias de origen
preeminentemente celtíbero, todavía muy arraigadas en lo más profundo de la
psique del pueblo gallego.
La hierba alta, el espeso bosque
que circunda el prado sobre el que se asientan en mefistofélico equilibrio
estas imponentes rocas, la suave brisa colándose entre las ramas, semejando
suspiros de fatas morganas son, probablemente el mejor liberador de sensaciones
y experiencias que cada uno debe experimentar por sí mismo. Un lugar extraño,
reliquia de un mundo antediluviano, donde la magia formaba parte de lo
cotidiano, donde el Espíritu entraba en trance universos paralelos, pocas veces
perceptibles.
En resumen, y como diría el
filósofo francés Paul Elouard: hay otros mundos, pero están en éste.
Publicado en Steemit, el día 1 de junio de 2018: https://steemit.com/steemit/@juancar347/outeiro-de-rei-penas-de-rodas
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